Nos turnábamos en cargar a mi prima porque les
digo que es una niña enorme. Ya no la aguantábamos, necesitábamos sentarnos
pero si nos salíamos de la fila obviamente perderíamos el lugar que teníamos,
digo tampoco es que tuviéramos un muy buen lugar pero detrás de nosotras si
había aún más personas formadas. Total que le dije a mi tía que se fuera a
sentar con la niña en una banqueta mientras yo me quedaba formado con su mama.
Estuvimos platicando porque la señora hasta la fecha me cae muy bien, hasta que
de repente escuchamos que una señora que estaba a unas 4 personas detrás de la
fila.
―No,
mana. A ver si alcanzamos camión. Ya ves que a las 10 dejan de pasar. Si no
quien sabe cómo le vamos a hacer.
Ahí,
amigos sentí que se me caía el alma a los pies. Estaba en una ciudad extraña,
no tenía ni idea de en realidad de en donde estaba. Sabía que estaba en Querétaro
pero no sabía en qué parte exactamente. No tenía ni un peso conmigo y no tenía
idea de cómo iba a regresar si no pasaba el camión.
Aparte,
aunque el camión pasara todas las personas que estaban formadas eran bastantes.
Yo calculaba que mínimo tenían que pasar unos 3 camiones para que yo pudiera
subir. Y eran las nueve y media. Si había tanta gente formada era porque el
camión ya había tardado en pasar. Entonces no estaba segura de que fueran a
pasar 3 camiones en media hora. Entonces, sí. Me sentía perdida.
Entonces,
unos 15 minutos después se abrió el cielo (figurativamente) y llego un hombre
en medio de la noche como con 3 camiones detrás de él y gritando―—Súbale, súbale,
súbale. Hay lugares. Al metro aeropuerto por 20 pesos. Así es gente, solo 20
pesos. Súbale hay lugares.
No
amigos. Parece que gritaron que regalaban bebes panda. Todos corrieron como si
sus vidas dependieran de ello. Tal vez eso no estaba tan alejado de la
realidad.
El
caso es que se armó una estampida de gente y mi tía como estaba en la banqueta
con la niña en los brazos pues como pudo se levantó y también corrió y nos dijo
que corriéramos. Pues ahí como podíamos la señora y yo también corrimos. Con
todas las bolsas y las mochilas que traíamos cargando.
Obviamente
se juntó la gente en la entrada de los camiones pero ya no era tanta, o bueno,
al menos no se veía tanta porque todos estaban en bola alzando sus billetes
para que los subieran al camión. Dos camiones se llenaron muy rápido. Yo tenía
la intención de subir al tercero. Nos subieron primero porque vieron que íbamos
con la niña. Pero para esto los otros dos camiones así como se llenaron se
fueron. Entonces solo quedaba el tercero. Esperábamos a que se llenara pero ya
estaba más tranquila porque así como la gente se amontono creí cada palabra que
había dicho la señora de la fila de que ya no iba a pasar otro camión después
de las 10.
Entonces
ya cuando se llenó el camión y estaba a punto de arrancar escuche un sonido que
odio con todo mi ser.
Una
sirena de patrulla de policía. Piiiuuu
piiiuuu.
En
ese momento toda la esperanza que tenia de llegar a mi casa se había ido.
El
oficial de policía de bajo de la patrulla y hablo con el chofer del camión y le
dijo que no nos podía llevar porque no tenía papeles o algo así. Pues que nos
bajan a todos.
El
chofer estaba alegando con el policía porque le decía que solo quería ayudar
porque todavía había mucha gente que quería ir a la cuidad de México pero ya no
iban a pasar camiones. LA gente estaba ahí alrededor del camión esperando que
el policía tuviera un poco de conciencia y nos dejara subir de nuevo pero ya
cuando de plano dijo que no que se arma otra estampida. Toda la gente corrió de
nuevo a la primera fila. Y pues otra vez a correr.
Tomamos
las bolsas que teníamos y corrimos al otro lado de la avenida. Porque no era
solo una calle amigos. Era una avenida enorme que atravesaba la carretera. Pues ya, se armó la corredera y llegamos… no
hasta delante de la fila pero si en un lugar mejor que el que teníamos en la
primera fila.
Total,
resulta que lo que dijo la señora si era cierto. Era el último camión pero ya
eran 10:15 y no llegaba así que ya no iba a pasar ninguno.
Total
que ya llego hasta las 10:30 y cuando ya estábamos en la entrada del camión mi tía
va a sacar su monedero y oh sorpresa. No lo tenía. Lo perdió en la corredera y
era todo el dinero que teníamos.
Quería
llorar amigos, no podía creer que me pasaran tantas cosas malas en tan poco
tiempo.
No
había modo de que nos fuéramos si no teníamos dinero para pagar el pasaje.
Incluso el chofer nos veía con lastima pero él tampoco podía hacer nada. No nos
podía dejar subir si no pagábamos el pasaje. Entonces la señora que estaba de
tras de nosotros en la fila que venía con su familia (aproximadamente 6 o 7
personas) le dijo al chofer que ella había visto que si teníamos dinero pero
que se nos cayó en la corredera.
Entonces
hizo algo que no esperaba, de verdad que creí que ya no había personas así.
Saco
de su cartera y pago el pasaje de nosotras que eran $250.
¿No
lo podía creer amigos, ella era una extraña? Por qué nos ayudaba si no nos conocía.
No nos debía nada.
La
señora no nos aceptó un no por respuesta y aparte estábamos deteniendo la fila
del camión y las demás personas también ya quería subir así que lo aceptamos.
El
caso es que ya estando en el camión nos sentamos con parte de su familia porque
muchos asientos ya estaban ocupados.
Veníamos
hablando con ellos y fue muy extraña la convivencia que tuvimos porque era como
si fuéramos amigos de toda la vida. Veníamos cantando, jugando, riendo.
Todo
iba perfecto hasta que recordé que aun teníamos que entrar al metro y del metro
teníamos que tomar un taxi para llegar a mi casa y pies no teníamos ni un peso.
En el momento no dije nada porque no quería arruinar la calma que ya habíamos ganado
pero después le dije a mi tía lo que pensé y me dijo que era cierto y pues otra
vez nos volvimos a preocupar.
Estábamos
tratando de buscar de esas moneditas abandonadas que uno deja en su bolsa pero
no teníamos nada. Ni un peso.
Al
bajar estábamos pensando en cómo le íbamos a hacer para entrar al metro y lo único
que se nos ocurrió era hablar con el policía que está en la entrada explicarle lo que paso. Esperábamos que nos
creyera y que nos dejara pasar. Para esto ya eran como las 11:00
Al
bajar del camión a pesar de que yo le dije a mi tía lo de los boletos en voz
baja al parecer la señora nos escuchó y nos dio $20 más para el metro. No sabía
cómo agradecerle así que le dije que como le iba a hacer para pagarle. Que me
diera un número de cuenta y en cuanto yo tuviera el dinero se lo depositaba.
¿Adivinen
que dijo la señora? Que no, que no iba a aceptar. Que si le queríamos pagar teníamos
que aceptar una invitación a comer a su casa.
No
podía creerlo amigos. Nos sacó de un apuro enorme con lo del camión. Todavía
nos dio para el metro y nos estaba invitando a comer a su casa. No podía creer
que alguien ayudara tan desinteresadamente a un extraño.
LE
di las gracias y le dije que claro que si iríamos a comer a su casa y al bajar
el chofer del camión me hablo. ¿Y adivinen qué?
El
chofer del autobús me dio $50 para agarrar el taxi del metro a mi casa.
Otro
extraño que me ayudaba nada más por que sí.
Le
dije que muchas gracias pero que no. Ya me daba pena que tanta gente me diera dinero
amigo. Y lo peor es que no tenía con que pagar.
Ahh
porque para esto la señora bajo unas paradas antes que yo y me dijo que me
esperaba a mí y a mi tía para comer en su casa y como no tenía más que dulces y
comida del baby shower le di algo porque no nos aceptó todo porque dijo que ya tenía
muchas cosas cargando pero sigo pensando que solo fue un pretexto para no
aceptar todo.
Entonces
el chofer no me dejaba bajar del autobús hasta que aceptara el dinero y tuve
que hacer porque ya casi iban a cerrar el metro.
Le
agradecí y también le deje muchos dulces de los que tenía.
El
caso es que llegue hasta la 1:00 de la mañana pero iba muy feliz porque a pesar
de todo lo que me paso recupere mi fe en la humanidad. Enserio volví a creer en
los humanos y me di cuenta de que no todos son crueles o malas personas.
Señora
que me vio en un camión que salió de Querétaro, gracias por ayudarme. Perdí su dirección
pero si está viendo esto quiero decirle que después de tantos años no lo he
olvidado. Y no creo que lo olvide jamás. Gracias por restaurar mi fe en la
humanidad. No tiene idea de lo mucho que su acción me hizo como persona.
También
usted, señor chofer. Espero que este muy bien y también mi gracias por
ayudarme. Hicieron algo increíble en mí.
Entonces
esa es la aventura amigos. Sé que a lo mejor no suena mu fascinante pero créanme
que vivir en el momento eso. De estar en una ciudad extraña sin un peso y no
saber cómo regresaras angustia mucho.
Espero
que si un día se encuentran en esa situación se encuentren con personas tan
extraordinarias como las que yo encontré.
Tengo
otra historia parecida pero en el estado de puebla. A ver si después se las
publico.
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