viernes, 26 de mayo de 2017

Aventura en Queretaro (Segunda Parte)

Nos turnábamos en cargar a mi prima porque les digo que es una niña enorme. Ya no la aguantábamos, necesitábamos sentarnos pero si nos salíamos de la fila obviamente perderíamos el lugar que teníamos, digo tampoco es que tuviéramos un muy buen lugar pero detrás de nosotras si había aún más personas formadas. Total que le dije a mi tía que se fuera a sentar con la niña en una banqueta mientras yo me quedaba formado con su mama. Estuvimos platicando porque la señora hasta la fecha me cae muy bien, hasta que de repente escuchamos que una señora que estaba a unas 4 personas detrás de la fila.
No, mana. A ver si alcanzamos camión. Ya ves que a las 10 dejan de pasar. Si no quien sabe cómo le vamos a hacer.

Ahí, amigos sentí que se me caía el alma a los pies. Estaba en una ciudad extraña, no tenía ni idea de en realidad de en donde estaba. Sabía que estaba en Querétaro pero no sabía en qué parte exactamente. No tenía ni un peso conmigo y no tenía idea de cómo iba a regresar si no pasaba el camión.

Aparte, aunque el camión pasara todas las personas que estaban formadas eran bastantes. Yo calculaba que mínimo tenían que pasar unos 3 camiones para que yo pudiera subir. Y eran las nueve y media. Si había tanta gente formada era porque el camión ya había tardado en pasar. Entonces no estaba segura de que fueran a pasar 3 camiones en media hora. Entonces, sí. Me sentía perdida.

Entonces, unos 15 minutos después se abrió el cielo (figurativamente) y llego un hombre en medio de la noche como con 3 camiones detrás de él y gritando―—Súbale, súbale, súbale. Hay lugares. Al metro aeropuerto por 20 pesos. Así es gente, solo 20 pesos. Súbale hay lugares.


No amigos. Parece que gritaron que regalaban bebes panda. Todos corrieron como si sus vidas dependieran de ello. Tal vez eso no estaba tan alejado de la realidad.
El caso es que se armó una estampida de gente y mi tía como estaba en la banqueta con la niña en los brazos pues como pudo se levantó y también corrió y nos dijo que corriéramos. Pues ahí como podíamos la señora y yo también corrimos. Con todas las bolsas y las mochilas que traíamos cargando.
Obviamente se juntó la gente en la entrada de los camiones pero ya no era tanta, o bueno, al menos no se veía tanta porque todos estaban en bola alzando sus billetes para que los subieran al camión. Dos camiones se llenaron muy rápido. Yo tenía la intención de subir al tercero. Nos subieron primero porque vieron que íbamos con la niña. Pero para esto los otros dos camiones así como se llenaron se fueron. Entonces solo quedaba el tercero. Esperábamos a que se llenara pero ya estaba más tranquila porque así como la gente se amontono creí cada palabra que había dicho la señora de la fila de que ya no iba a pasar otro camión después de las 10.
Entonces ya cuando se llenó el camión y estaba a punto de arrancar escuche un sonido que odio con todo mi ser.
Una sirena de patrulla de policía. Piiiuuu  piiiuuu.
En ese momento toda la esperanza que tenia de llegar a mi casa se había ido.
El oficial de policía de bajo de la patrulla y hablo con el chofer del camión y le dijo que no nos podía llevar porque no tenía papeles o algo así. Pues que nos bajan a todos.
El chofer estaba alegando con el policía porque le decía que solo quería ayudar porque todavía había mucha gente que quería ir a la cuidad de México pero ya no iban a pasar camiones. LA gente estaba ahí alrededor del camión esperando que el policía tuviera un poco de conciencia y nos dejara subir de nuevo pero ya cuando de plano dijo que no que se arma otra estampida. Toda la gente corrió de nuevo a la primera fila. Y pues otra vez a correr.
Tomamos las bolsas que teníamos y corrimos al otro lado de la avenida. Porque no era solo una calle amigos. Era una avenida enorme que atravesaba la carretera.  Pues ya, se armó la corredera y llegamos… no hasta delante de la fila pero si en un lugar mejor que el que teníamos en la primera fila.
Total, resulta que lo que dijo la señora si era cierto. Era el último camión pero ya eran 10:15 y no llegaba así que ya no iba a pasar ninguno.

Total que ya llego hasta las 10:30 y cuando ya estábamos en la entrada del camión mi tía va a sacar su monedero y oh sorpresa. No lo tenía. Lo perdió en la corredera y era todo el dinero que teníamos.
Quería llorar amigos, no podía creer que me pasaran tantas cosas malas en tan poco tiempo.

No había modo de que nos fuéramos si no teníamos dinero para pagar el pasaje. Incluso el chofer nos veía con lastima pero él tampoco podía hacer nada. No nos podía dejar subir si no pagábamos el pasaje. Entonces la señora que estaba de tras de nosotros en la fila que venía con su familia (aproximadamente 6 o 7 personas) le dijo al chofer que ella había visto que si teníamos dinero pero que se nos cayó en la corredera.
Entonces hizo algo que no esperaba, de verdad que creí que ya no había personas así.
Saco de su cartera y pago el pasaje de nosotras que eran $250.
¿No lo podía creer amigos, ella era una extraña? Por qué nos ayudaba si no nos conocía. No nos debía nada.
La señora no nos aceptó un no por respuesta y aparte estábamos deteniendo la fila del camión y las demás personas también ya quería subir así que lo aceptamos.
El caso es que ya estando en el camión nos sentamos con parte de su familia porque muchos asientos ya estaban ocupados.
Veníamos hablando con ellos y fue muy extraña la convivencia que tuvimos porque era como si fuéramos amigos de toda la vida. Veníamos cantando, jugando, riendo.

Todo iba perfecto hasta que recordé que aun teníamos que entrar al metro y del metro teníamos que tomar un taxi para llegar a mi casa y pies no teníamos ni un peso. En el momento no dije nada porque no quería arruinar la calma que ya habíamos ganado pero después le dije a mi tía lo que pensé y me dijo que era cierto y pues otra vez nos volvimos a preocupar.

Estábamos tratando de buscar de esas moneditas abandonadas que uno deja en su bolsa pero no teníamos nada. Ni un peso.
Al bajar estábamos pensando en cómo le íbamos a hacer para entrar al metro y lo único que se nos ocurrió era hablar con el policía que está en la entrada  explicarle lo que paso. Esperábamos que nos creyera y que nos dejara pasar. Para esto ya eran como las 11:00
Al bajar del camión a pesar de que yo le dije a mi tía lo de los boletos en voz baja al parecer la señora nos escuchó y nos dio $20 más para el metro. No sabía cómo agradecerle así que le dije que como le iba a hacer para pagarle. Que me diera un número de cuenta y en cuanto yo tuviera el dinero se lo depositaba.
¿Adivinen que dijo la señora? Que no, que no iba a aceptar. Que si le queríamos pagar teníamos que aceptar una invitación a comer a su casa.
No podía creerlo amigos. Nos sacó de un apuro enorme con lo del camión. Todavía nos dio para el metro y nos estaba invitando a comer a su casa. No podía creer que alguien ayudara tan desinteresadamente a un extraño.

LE di las gracias y le dije que claro que si iríamos a comer a su casa y al bajar el chofer del camión me hablo. ¿Y adivinen qué?
El chofer del autobús me dio $50 para agarrar el taxi del metro a mi casa.
Otro extraño que me ayudaba nada más por que sí.
Le dije que muchas gracias pero que no. Ya me daba pena que tanta gente me diera dinero amigo. Y lo peor es que no tenía con que pagar.
Ahh porque para esto la señora bajo unas paradas antes que yo y me dijo que me esperaba a mí y a mi tía para comer en su casa y como no tenía más que dulces y comida del baby shower le di algo porque no nos aceptó todo porque dijo que ya tenía muchas cosas cargando pero sigo pensando que solo fue un pretexto para no aceptar todo.
Entonces el chofer no me dejaba bajar del autobús hasta que aceptara el dinero y tuve que hacer porque ya casi iban a cerrar el metro.
Le agradecí y también le deje muchos dulces de los que tenía.
El caso es que llegue hasta la 1:00 de la mañana pero iba muy feliz porque a pesar de todo lo que me paso recupere mi fe en la humanidad. Enserio volví a creer en los humanos y me di cuenta de que no todos son crueles o malas personas.

Señora que me vio en un camión que salió de Querétaro, gracias por ayudarme. Perdí su dirección pero si está viendo esto quiero decirle que después de tantos años no lo he olvidado. Y no creo que lo olvide jamás. Gracias por restaurar mi fe en la humanidad. No tiene idea de lo mucho que su acción me hizo como persona.
También usted, señor chofer. Espero que este muy bien y también mi gracias por ayudarme. Hicieron algo increíble en mí.
Entonces esa es la aventura amigos. Sé que a lo mejor no suena mu fascinante pero créanme que vivir en el momento eso. De estar en una ciudad extraña sin un peso y no saber cómo regresaras angustia mucho.
Espero que si un día se encuentran en esa situación se encuentren con personas tan extraordinarias como las que yo encontré.

Tengo otra historia parecida pero en el estado de puebla. A ver si después se las publico.

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